|
SISTEMA PREPAGO DE PASAJES EN EL TRANSPORTE URBANO DE PASAJEROS DE ROSARIO | |||||||||||||||||||||||
|
En el comienzo del
transporte urbano de pasajeros, los vehículos eran
tripulados por el chofer encargado de conducir y por un
guarda que expendía el pasaje o boleto. Esto regía para
tranvías, ómnibus y trolebuses. Tras la privatización del servicio de ómnibus en los 60 y la desaparición del tranvía, con el tiempo el único medio que conservó el guarda fué el trolebus hasta su concesión en 1979. Por tanto, los choferes se transformaron en conductores, expendedores y cobradores de boletos. Esta multifunción trajo muchos problemas tanto para la persona a cargo del transporte como para el servicio, el tránsito, y la seguridad entre otros. El chofer debía manejar, cobrar, dar vuelto, completar planillas y expender el boleto en medio de un tránsito vehicular que se acrecentaba junto al incremento poblacional de la ciudad. La seguridad pasaría a ser un tema relevante por los reiterados asaltos sufridos en las unidades, en principio por la pérdida monetaria y luego por las pérdidas humanas. El tema de un sistema prepago de pasajes fué iniciado hace más de 20 años, pero nunca se tomó una decisión política al respecto. (Recordemos que por aquellos años Argentina estaba a cargo de un gobierno militar). Fué así como hubo algunos intentos a principios de los 80, instalando molinetes en ómnibus a modo de prueba como así también el de la Empresa Martín Fierro -por entonces operadora del servicio de trolebuses- que equipó sus unidades con un moderno sistema de cancelación de pasajes que no prosperó.
Con la llegada de la Democracia en 1983 no fueron pocas las propuestas para este sistema. Mucho se habló del pago con un cospel (sistema similar al usado para hablar por teléfonos públicos) que el usuario debía comprar y la empresa prestataria canjear posteriormente. Sin embargo el tiempo transcurría sin soluciones. (El sistema de cospeles fué utilizado en la ciudad de Córdoba). Este asunto, como muchos otros, lamentablemente caía en el terreno de los intereses políticos y económicos y poco importaban los del usuario y trabajadores del volante. En los 90, con la masificación de la informática modernos sistemas de cancelación de viajes son utilizados en todo el mundo y Rosario no podía quedar ajeno al progreso... El tema vuelve a surgir en la sociedad de la mano de concejales y políticos de la ciudad. Como siempre el tiempo pasaba y no había resolución del tema.
Nuevamente la Empresa Martín Fierro a cargo de las líneas K y 103 (ex M) toma la posta e implementa en 1992 su propio sistema de tajeta magnética. Los pasajeros podían viajar indistintamente pagando el boleto al chofer o comprándole una tarjeta de varios viajes, que de acuerdo a la cantidad de los mismos presentaba un descuento favorable al bolsillo del usuario. La tecnología adoptada era Wayfarer, la tarjeta se coloca en una lectora y la misma imprime los datos en la cara contraria a la banda magnética (fecha y hora, línea, nº de interno), informando además por medio de un display iluminado el saldo. Asimismo el conductor posee una terminal a su lado donde puede operar el sistema.
Este avance fué epicentro de muchas disputas entre el Concejo Municipal de Rosario y el Intendente de la Ciudad para reglamentar un sistema que fuera único para todo transporte urbano. En 1993 la Municipalidad le prohíbe a Martín Fierro el uso de la tarjeta a nivel urbano, pero como esta empresa había conseguido extender el recorrido de la línea 103 hacia la vecina localidad de Villa Gdor.Gálvez utilizó el equipamiento para cancelar viajes interurbanos.
La discusión política seguía cada vez más lejos del ciudadano, y se centraba en si la decisión la debía tomar el Intendente en forma directa o a través del Concejo Municipal. Se crearon comisiones para el estudio del tema y pasó al ámbito del Concejo, se convocaron a proveedores para demostrar diferentes formas de implementación y se elaboraron los pliegos para el llamado a licitación. Se produjeron así, dos llamados a licitación que fueron rechazados en medio de una polémica entre el Ejecutivo Municipal y los Concejales respecto a la facultad de adjudicar la licitación. Por decreto presidencial se estableció que a partir del 1 de enero de 1994, los choferes deben limitarse solamente al manejo de los ómnibus. Dado que Rosario hasta esa fecha no había adoptado ningún proyecto serio para el sistema prepago, los choferes a través de su agrupación gremial UTA (Unión Tranviario Automotor) presionan para que las autoridades municipales resuelvan el tema, no obstante seguían conduciendo y expendiendo el boleto. Estas dilaciones llevaron al Concejo Deliberante a votar una ordenanza para implantar el guarda en el transporte, cosa que se llevó a la práctica en los primeros meses del 94 como medida provisoria por 90 días hasta tanto se adjudique el Spaci.
El 15 de abril de 1994 y después de numerosas discusiones se aprueba la ordenanza 5771 que estipula que serían las propias empresas prestadoras del servicio de transporte urbano las encargadas de establecer el sistema a adoptar. Surgió así una verdadera guerra entre los sectores para incorporar alguna tarjeta, mientras tantos los guardas seguían en su función. La adopción de los guardas provocó un aumento del boleto de 0.40 a 0.50 pesos,considerando así el costo adicional de las nuevas fuentes de trabajo. Precisamente este último tema fué el caballito de batalla de un grupo de concejales, entre ellos el periodista Evaristo Monti que propiciaban al guarda frente a la tarjeta magnética. Vencido el plazo estipulado la función de los guardas es renovada por otro período y así consecutivamente hasta octubre de 1995, año en que algunas empresas empiezan a operar sin ellos ante la inminente adopción de la tarjeta prepaga, cosa que no fué tan así. Los guardas que por entonces sumaban unas 2500 personas, se nuclean y realizan numerosas manifestaciones frente al Concejo Deliberante y la Municipalidad para conservar su fuente de trabajo y se instala otro debate en la sociedad: Guarda SI, Guarda NO. Mientras tanto la tarifa que se había dispuesto en 50 centavos para el pago de los sueldos de los guardas, no fué rebajada con la suspensión de los mismos y se generó otro conflicto a nivel político en un año electoral.
|